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Pastillas anticonceptivas para el dolor menstrual: solución rápida, pero ¿eficaz?

Actualizado el 30/11/21 a las 20:26

Megan Louise Cox

Grado en Psicología. Agente de Salud PAJEPS 2021

“¿Te duele mucho la regla?”, “¿es irregular?”, “¿tienes acné?”, “¿sobrepeso?”, “¿poco peso?”, “¿dolores de cabeza?” … En mi experiencia, conozco a muchas personas a quienes ante estos problemas les han recetado pastillas anticonceptivas, pero poco se habla de lo que esto significa. ¿Realmente sabemos lo que estamos introduciendo en nuestro cuerpo?

Recuerdo cuando me las recetaron, tenía 19 años y mi menstruación era insoportable, los cólicos me noqueaban y además era irregular. Al parecer, estos síntomas fueron las papeletas necesarias y suficientes para que mi médico de cabecera me recetara las famosas pastillas anticonceptivas. En ese momento me sorprendió bastante esta decisión, pero me las empecé a tomar sin darle muchas vueltas al asunto porque si me las estaba mandando mi médico, es porque las necesitaba, ¿no?

Lo primero que me asustó fue el tamaño del prospecto, era casi una sábana con la que me podía hasta tapar para echarme la siesta; y ya ni hablar de todos los efectos secundarios, no podía creer que hubiera tantos porque de ser así, ¿cómo era posible que me las hubieran mandando sin ni siquiera informarme sobre todos los riesgos? Estos efectos adversos vienen útilmente divididos en las categorías de “muy frecuentes”, “frecuentes”, “poco frecuentes”, “raras” y “frecuencia no conocida”. Entre los más frecuentes podemos encontrar dolor de cabeza, hemorragias, náuseas, dolor en el abdomen, y ¡sorpresa! periodos dolorosos, ¿entonces por qué se recetan justamente para solucionar estos problemas? Después, entre los frecuentes están los cambios de humor, incluyendo depresión, la disminución del apetito sexual, acné y la diarrea, pero lo verdaderamente preocupante es la categoría de frecuencia no conocida, entre los que se está el riesgo de desarrollar un tumor benigno o maligno en el hígado y enfermedad intestinal inflamatoria o isquémica. Aun así, estuve un año tomándomelas, como un ritual diario, y pronto empecé a notar unos cambios tan bruscos de humor que daban vértigo. Con el tiempo me di cuenta de que el dolor menstrual tampoco había mejorado, por lo que las pastillas no cumplieron con el objetivo para el que fueron recetadas, pero al menos ya era regular… o eso pensaba, hasta que me enteré de que eso no era totalmente cierto porque no estaba menstruando, eso que me “venía” todos los meses era un sangrado por deprivación.

A continuación, intentaré resumir brevemente un aspecto que me parece relevante, la pastilla anticonceptiva se inventó en el año 1955 por John Rock y Gregory Pincus. Rock era católico y sabía que la Iglesia estaría en contra de este método anticonceptivo, puesto que, si las mujeres no menstrúan esto se vería antinatural, entonces decidió junto a su compañero Pincus, que las pastillas se deberían tomar durante tres semanas y dejar una de descanso, en la que se produciría este sangrado; esta hemorragia se produce porque se disminuye de manera brusca la acción de las hormonas de las pastillas sobre el endometrio, provocando así su descamación. Con todo esto lo que quiero señalar es que no hay razón médica que justifique esta semana de descanso, de hecho, muchos médicos/as y especialistas defienden que es hasta perjudicial para el cuerpo. ¿Cómo es posible que no se haya escuchado hablar sobre este tema?

Después de aprender lo que era el sangrado por deprivación que se hace pasar por nuestra menstruación, empecé a informarme más, leí artículos, libros y seguí varias cuentas en Instagram como las de “@soyxusasanz” y “@lauracamara.ginesex” y me convertí en una especie de divulgadora de este tema con mis amistades, ya que ellxs, como yo, no sabían nada referente a las pastillas anticonceptivas y, por lo tanto, desconocían qué procesos estaban teniendo lugar dentro de sus cuerpos. Por todo ello, decidí dejar de tomarlas y fue una de las mejores decisiones que podría haber tomado, gracias a la ausencia de ese chute de hormonas diario ya no tengo esa labilidad emocional que duraba casi todo el mes (es verdad que unos días antes de la regla puedo llorar hasta con un anuncio de la tele, ¡ay ese SPM!, pero al menos sé que no es consecuencia de algo externo).

Ahora, soy más consciente de cómo trato a mi cuerpo, y estoy dejando que ovule y continúe el ciclo de manera natural. Para mí esto es importante, porque antes estaba tomando decisiones sin estar informada y no sabía que estaba ocurriendo dentro de mi propio cuerpo. Sin embargo, sé que las pastillas anticonceptivas sí ayudan a muchas personas que tienen patologías y a aquellas personas que quieren utilizarlas para su planificación familiar.

En este artículo quiero poner el foco en que, en casos como el mío, ante el dolor menstrual, recetar medicamentos anticonceptivos no debería ser un tratamiento tan común, y debería haber más información al respecto, para que así todas las personas que quieran tomarlas lo hagan porque tengan la capacidad de tomar esa decisión bien informada.

En cuanto al dolor menstrual, todavía no he encontrado “ese mano de santo” que lo cure totalmente, pero en mi caso, los analgésicos y aplicar calor al bajo vientre con una bolsa de agua caliente ayuda a disminuirlo. Y realmente, ¡la menstruación no debería doler!, pero es una creencia que está muy normalizada en la actualidad. Hay muchos factores que influyen como puede ser nuestra alimentación, el tiempo que dedicamos al ejercicio físico y nuestros hábitos entre muchos otros, por lo que tener una dieta equilibrada (¡nada de saltarse los desayunos!), hacer deporte y beber mucha agua son algunos aspectos que puedes incluir en tu día a día para prevenir o disminuir el dolor menstrual. Es muy importante tener presente que estas dolencias pueden ser parte de la sintomatología de algo mucho más serio, como puede ser el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o la endometriosis. Y les planteo esta pregunta, si nos recetan las pastillas sin intentar hallar la causa del dolor menstrual, ¿cuántas cosas estarán pasando por alto? Lo realmente peligroso no es que nos receten estas pastillas, sino que lo usen para solucionar todos nuestros problemas, sin investigar las causas de este dolor.

Sigamos luchando por una atención médica que nos escuche y por la educación en estos temas.

BIBLIOGRAFÍA

Jiménez Ubieto, I., Zornoza, A., & Tarrío, O.. (2009). Sangrado de origen ginecológico. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 32(Supl. 1), 39-48. Recuperado en 26 de noviembre de 2021, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272009000200005&lng=es&tl ng=es.

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