RECURSOS

Más actividad física, más salud

Actualizado el 12/04/23 a las 15:00

Diego Villalvilla, Susana Aznar y Montserrat Romaguera

 

Quizás no sea casualidad que en días consecutivos se celebren el Día Mundial de la Actividad Física (6 de abril) y el Día Mundial de la Salud (7 de abril). Esta proximidad temporal está a su vez alineada con la cada vez más estrecha relación que la evidencia científica establece entre estos conceptos justificaría esta proximidad y de esta relación hablaremos en este artículo.

El 7 de abril de 2023, Día Mundial de la Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebrará su 75º aniversario. Esta celebración nos brinda la oportunidad de echar la vista atrás para recordar los éxitos de la salud pública que han mejorado la calidad de vida durante las últimas siete décadas. También es una oportunidad de motivar la acción para hacer frente a los retos sanitarios de hoy y de mañana. Uno de los grandes retos de la OMS es la cobertura sanitaria universal, un reto que se puede ver amenazado por políticas neoliberales y por cambios demográficos.

La cobertura sanitaria universal implica que todas las personas puedan acceder a toda la gama de servicios de salud de calidad, cuando y donde los necesiten, sin sufrir dificultades económicas. Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos a lo largo del curso de la vida.

Para la prestación de estos servicios se necesitan trabajadores de la salud y asistenciales con una combinación óptima de competencias en todos los niveles del sistema de salud, que estén distribuidos equitativamente, reciban un apoyo adecuado, tengan acceso a productos de calidad garantizada y tengan un trabajo decente, un gran reto en los tiempos actuales, por eso es motivo de reivindicación en estos tiempos.

Proteger a las personas de las consecuencias económicas que puede tener el pago de los servicios de salud reduce el riesgo de que se empobrezcan como consecuencia de una enfermedad inesperada que exija la utilización de los ahorros de toda una vida, la venta de bienes o el recurso a préstamos, que pueden destruir su futuro y, con frecuencia, el de sus hijos. Es importante discernir cual es discurso de los distintos actores políticos en esta materia.

La cobertura sanitaria universal debe ir asociada a mantener un grado suficiente de accesibilidad a los servicios y evitar unas listas de espera que puedan ocasionar perjuicios significativos a los pacientes y sus familiares, debe ser uno de los objetivos prioritarios de los planificadores y gestores, y una problemática a abordar con ciudadanía y profesionales. Los datos del Ministerio de Sanidad correspondientes al año 2022 indican que el tiempo medio de espera por una intervención quirúrgica no urgente fue de 113 días en España. Respecto al tiempo de espera para acceder a una consulta hospitalaria, los datos de 2022 nos dicen que la media en días para el conjunto de España fue de setenta y nueve, 82 en Cataluña, 51 en Madrid y 29 en el País Vasco (en estas diferencias es determinante el gasto sanitario por habitante). En ese mismo año, el 23,3% de los pacientes tardaron más de once días de media en poder obtener una cita para consulta presencial con su médico de familia en el conjunto del estado. Más de la mitad han tenido que esperar a más de una semana para poder ser visitados en su centro de salud.

Por otro lado, todos los 6 de abril de cada año se conmemora a nivel global el Día Mundial de la Actividad Física. Esta celebración nace de una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, en 2002, y mediante una resolución, solicitó a sus estados miembro que fijaran una fecha especial para la promoción del ejercicio, también conocido como Move for Health (Muévete por la salud, en inglés), con el objetivo de conseguir un mejor estado de salud físico y mental, así como una mejor calidad de vida. El valor de salud de las actividad física es hoy por hoy indiscutible, y ya conocemos que moverse cada día es una necesidad y que el ejercicio físico bien pautado es la gran vitamina y, en caso de necesidad, una gran medicina.

Por ello la promoción de la actividad física para la salud en la comunidad es el reto por conseguir entre todos, junto a la promoción de otros estilos de vida saludables. Desde los educadores y educadores físico-deportivos/as y desde profesionales sanitarios de atención primaria podemos y debemos compartir sinergias para hacer que la práctica de la actividad física se convierta en la opción fácil.

Independientemente de las acciones correctoras a introducir, entre ellas un nuevo y renovado impulso a la promoción de actividad física y salud atención primaria, no hay que olvidar que los estilos de vida de los ciudadanos se relacionan con la carga de enfermedad y por tanto de presión asistencial que soporta el sistema. Una de las medidas a impulsar son las estrategias que aumentan los años libres de enfermedad. Estas estrategias deben favorecer la sostenibilidad del sistema ya que disminuyen en gasto sanitario y además, en este momento que se habla de consensuar la edad de jubilación, no hay que olvidar que para llegar a la edad de jubilación establecida es preciso evitar los problemas de salud incapacitantes que podría impedirlo.

Un estudio (Li, 2020) demostró que no haber fumado nunca, el normopeso, más de 30 minutos diarios de actividad física, el consumo moderado de alcohol y una alimentación equilibrada mejora la expectativa de años libres de enfermedad cardiovascular, de cáncer y de DM2. Una revisión de estudios financiada por la Comisión Europea liderada por Silvia Stringhini (6) ha revelado que las pobres circunstancias sociales y económicas y la inactividad física parecen matar a la gente al mismo ritmo que los poderosos factores de riesgo como el consumo de tabaco, la obesidad y la hipertensión, En concreto, el factor de riesgo que más puede acortar la vida es el consumo de tabaco, hasta 4,8 años de media, seguido de la diabetes (3,9), la inactividad física (2,4), el estatus socioeconómico (2,1) y el consumo de alcohol (1).

Por otra parte, en los últimos veinte años se ha repetido en incontables ocasiones que la obesidad infantil es una epidemia, quizá uno de los más graves problemas de salud pública del siglo. De hecho, sabemos ya que la esperanza de vida de la próxima generación será menor que la nuestra debido, en gran parte, al sobrepeso y la obesidad y también por el cambio climático y su impacto en la salud. En el año 2000 ya lo advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pero nada ha cambiado. Elaboramos diagnósticos, se ha presentado el Plan de Reducción de la Obesidad infantil, pero da la impresión de que nada cambia sin implementar acciones concretas. El exceso de peso que padecen 4 de cada 10 niños en España junto con el sedentarismo (el proyecto fitbackeurope sitúa a nuestro país entre los países con peor condición física en la infancia), van a favorecer que patologías crónicas e invalidantes puedan aparecer a edades más tempranas, algo que sin duda podría suponer también un riesgo añadido para la sostenibilidad del sanitario y quizá para el sistema de pensiones (en caso de disminuir el número de cotizantes que no pueden alcazar la edad de jubilación por problemas de salud). En este contexto las acciones que favorecen los años libres de enfermedad son claves en estas problemáticas y no hay duda que la lucha contra la inactividad física y el sedentarismo así como contra el abordaje apropiado de la obesidad en la infancia y en la edad adulta son fundamentales y debían ocupar un lugar más relevante en la agenda política y en la acción en salud pública.

Por otra parte, se establece la condición física como un importante marcador de salud según las publicaciones de la American Heart Association. Es decir, la práctica de un plan de ejercicio físico bien pautado y programado para conseguir las adaptaciones necesarias para mejorar la condición física. Otros estudios estiman que el riesgo de padecer una enfermedad crónica irreversible que acabaría produciendo discapacidad disminuye cuando mejora la condición física y sin embargo el riesgo de tener una muy baja condición física es equiparable al de una obesidad severa. Se consolida progresivamente el paradigma que identifica la condición física como marcador de salud, por lo tanto, identificar nuestro nivel de condición física como predictor de morbimortalidad, y mejorar nuestra condición física, adquiere la misma relevancia que el diagnóstico y tratamiento de las dislipemias, la hipertensión o la obesidad en el ámbito de la salud. Una de las intervenciones posibles en este contexto para mejorar la condición física de la población y facilitar el cumplimiento de las recomendaciones de actividad física de la OMS es mejorar la coordinación entre las disciplinas de ciencias de la salud y ciencias del deporte para ofrecer programas conjuntos.

El Consejo Superior de Deporte impulsa, junto con las Comunidades Autónomas, un Plan de Prescripción de Actividad y Ejercicio Físico en el que se promueve la colaboración entre las educadoras y educadores físico-deportivos junto con personal médico y de enfermería. Este plan ofrece una maravillosa oportunidad para empezar a unir la actividad física con la salud desde un enfoque comunitario. Esta acción necesita una alianza entre las asociaciones profesionales de las dos áreas principales relacionadas con la salud y la actividad física, como son enfermería familiar y comunitaria, medicina familiar y comunitaria, y educadoras y educadores físico-deportivos. Si a esta acción, además se unen de forma colaborativa otros profesionales, el proyecto se enriquecerá enormemente. Esta propuesta recogida en el Plan de acción mundial sobre actividad física 2018-2030 es una asignatura pendiente en nuestro país.

¿Qué podemos hacer en este Día Mundial de la Actividad Física y en el Día Mundial de la Salud? Lo primero es comprometernos con nosotras y nosotros y realizar actividad física al menos 30 minutos diarios, a una intensidad modera (60 minutos en el caso de los niños) y dos sesiones de ejercicios de fuerza semanales, minimizar la actitud sedentaria, seguir una alimentación saludable y eliminar el alcohol y el tabaco, fomentar el transporte activo y evitando al máximo los desplazamientos en vehículo privado. Lo segundo, es convertirnos en promotores de la salud en nuestros círculos más cercanos, invitando a nuestros pacientes, familiares y amigos a realizar ejercicio. Esperemos que un estilo de vida más saludable y sostenible (no olvidemos nuestra implicación para luchar contra el cambio climático), y un uso racional de los recursos sanitarios, servicios deportivos, uso de parques y zonas verdes, etc., además de mejorar nuestra salud y calidad de vida ayuden a mejorar la sostenibilidad del estado del bienestar.

 

Sobre los autores

Fotografías de los autores

Montserrat Romaguera Bosh. Médico especialista en medicina familiar y comunitaria. Médico especialista en medicina del deporte. Tutora de médicos residentes de la especialidad de MFyC y coordinadora de los grupos de trabajo de ejercicio físico de la Sociedad Catalana y la Sociedad Española de Medicina de Familia. Miembro del Consejo Asesor de la Actividad Física del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya.

Susana Aznar Laín. Catedrática en Actividad Física y Salud y Doctora en Ciencias del Deporte, máster oficial en Actividad Física y Salud, profesora titular de la Facultad de Ciencias del Deporte de Toledo, directora del Grupo de Investigación PAFS (Promoción de Actividad Física para Salud) de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Diego José Villalvilla Soria. Enfermero y fisioterapeuta, especialista en enfermería familiar y comunitaria en el centro de salud Martínez de la Riva de Madrid, máster oficial en Actividad Física y Salud, coordinador del grupo de trabajo de promoción de actividad física y la salud de la Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar y Comunitaria, investigador del grupo PAFS–UCLM de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla La Mancha. Miembro del Patronato de la Fundación de Educación para la Salud y comisionado territorial en Castilla-La Mancha.

 

Referencias

  1. Li Y, Schoufour J, Wang DD, Dhana K, Pan A, Liu X, Song M, Liu G, Shin HJ, Sun Q, Al-Shaar L, Wang M, Rimm EB, Hertzmark E, Stampfer MJ, Willett WC, Franco OH, Hu FB. (2020) Healthy lifestyle and life expectancy free of cancer, cardiovascular disease, and type 2 diabetes: prospective cohort study. BMJ. 2020 Jan 8;368:l6669. doi: 10.1136/bmj.l6669. PMID: 31915124; PMCID: PMC7190036. https://doi.org/10.1136/bmj.l6669
  2. Plan de acción mundial sobre actividad física 2018-2030. Más personas activas para un mundo sano. Washington, D.C.: Organización Panamericana de la Salud; 2019. Licencia: CC BY-NC-SA 3.0 IGO. https://doi.org/10.37774/9789275320600
  3. Pontus Henriksson, PhD; Hanna Henriksson, PhD; Per Tynelius, MSc; Daniel Berglind, PhD; Marie Löf, PhD; I-Min Lee, MBBS and ScD; Eric J Shiroma, ScD; Francisco B Ortega, PhD (2019). Fitness and Body Mass Index During Adolescence and Disability Later in Life: A Cohort Study. Annals of Internal Medicine. 170. 10.7326/M18-1861. https://doi.org/10.7326/M18-1861
  4. Raghuveer, Geetha & Hartz, Jacob & Lubans, David & Takken, T. & Wiltz, Jennifer & Mietus-Snyder, Michele & Perak, Amanda & Baker-Smith, Carissa & Pietris, Nicholas & Edwards, Nicholas. (2020). Cardiorespiratory Fitness in Youth: An Important Marker of Health: A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation. 142. https://doi.org/10.1161/CIR.0000000000000866
  5. Resolución de 4 de julio de 2022, de la Presidencia del Consejo Superior de Deportes, por la que se publica el Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Deporte, de 9 de mayo de 2022, relativo a la distribución territorial y criterios de reparto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. «BOE» núm. 171, de 18 de julio de 2022, páginas 102129 a 102152 (24 págs.) https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2022-11933
  6. Stringhini, Carmeli, C., Jokela, M., Avendaño, M., Muennig, P., Guida, F., Ricceri, F., d’Errico, A., Barros, H., Bochud, M., Chadeau-Hyam, M., Clavel-Chapelon, F., Costa, G., Delpierre, C., Fraga, S., Goldberg, M., Giles, G. G., Krogh, V., Kelly-Irving, M., … Kivimäki, M. (2017).
  7. Socioeconomic status and the 25 × 25 risk factors as determinants of premature mortality: a multicohort study and meta-analysis of 1·7 million men and women. The Lancet, 389(10075), 1229–1237. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(16)32380-7
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