ARTÍCULOS DE OPINIÓN

Marcha Nórdica vs Caminata rápida convencional

Actualizado el 09/12/21 a las 15:28

Antonio Sobral Arosa

La marcha nórdica (marcha con bastones) se desarrolló en Escandinavia y se introdujo en Europa central hace casi 20 años, atrayendo rápidamente a personas de todas las edades. Esta actividad combina la caminata a paso ligero con el empleo activo de la parte superior del cuerpo y los brazos movilizando el 90% de los músculos del cuerpo, lo cual se consigue con el empleo adicional de bastones especialmente diseñados para esta actividad. [1]

Pero, ¿por qué marcha nórdica mejor que la clásica caminata sin bastones? La marcha nórdica presenta la ventaja de ser una actividad que se practica en grupo y al aire libre, facilitando el bienestar emocional y la sociabilidad. Además, al ser una actividad que se practica en grupo, es tanto física como socialmente más atractiva que una práctica de ejercicio físico individual mejorando la adherencia por parte de las personas que quieren comenzar a realizar ejercicio físico. [2]

Por otra parte, y centrándonos en términos de salud comenzaremos hablando de una comparación entre personas sanas que realizan marcha nórdica con los que practican marcha rápida sin bastones. Diversos estudios indican que con la marcha nórdica se mejora la frecuencia cardíaca pico, el consumo máximo de oxígeno y la distancia recorrida de una manera más significativa con respecto a la práctica de trote convencional, además, logra una reducción del IMC (Índice de Masa Corporal), la masa grasa total, las lipoproteínas de baja densidad, los triglicéridos y la circunferencia de la cintura y un aumento en las lipoproteínas de alta densidad de forma significativa en todo rango de edades y sobre todo en mujeres en etapa menopáusica, una vez más, de forma más significativa que la marcha rápida convencional. [3] [4]

Si hablásemos de personas con factores de riesgo cardiovasculares, de mujeres post mastectomizadas o de personas ancianas frágiles o con párkinson sabemos que son personas que le podrían sacar un gran rendimiento a esta actividad, incluso más que el trote convencional.
Con respecto a los factores de riesgo cardiovasculares, obtenemos beneficios como podrían ser la disminución de cifras de TA, mejora de la hemoglobina glicosilada en personas diabéticas (media del azúcar en sangre de los últimos 3 meses), mejora de la capacidad de ejercicio en personas que han sufrido un síndrome coronario agudo, menor dolor por claudicación, mejor tolerancia al ejercicio en personas con enfermedad arterial periférica… [5] [6] [7]

En las mujeres post mastectomizadas evidenciamos un gran beneficio en comparación con la marcha rápida habitual ya que mejora la movilidad del hombro y la calidad de vida, mientras que la sensibilidad al dolor en la parte superior del cuerpo consigue reducirse con esta actividad. También sabemos que aumenta la resistencia muscular de la parte superior del cuerpo en comparación con la marcha. [8]

En personas ancianas frágiles, entendiendo por fragilidad un estado de limitación funcional incipiente, de riesgo para desarrollar discapacidad, la marcha nórdica ha demostrado reducir de forma significativa este estado de fragilidad y además, mejorar el riesgo de caídas. También en personas con párkinson ha demostrado mejorar la independencia funcional y calidad de vida. [1] [9] [10]

La marcha nórdica, como hemos podido comprobar, ejerce efectos positivos en distintos parámetros relevantes como podrían ser la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la capacidad de realizar ejercicio físico… y mejora la calidad de vida en una amplia variedad de patologías por lo que sería muy adecuada su recomendación tanto en prevención primaria como en prevención secundaria.

En el momento actual donde los cambios sociales y el progreso (uso de vehículos automatizados, formas de trabajo cada vez más sedentarias, fomento del teletrabajo tras la situación creada por la COVID19, ocio cada vez más relacionado con el descanso y confort, etc.) han propiciado un estilo de vida moderno caracterizado por una falta de actividad y entrenamiento físico (sedentarismo) que predispone a las personas a enfermedades crónicas, por lo que me parece ya no solo interesante sino imprescindible para cualquier persona que trabaje en un ámbito relacionado con la salud el conocimiento de nuevas formas de realizar ejercicio físico y sus efectos positivos sobre la salud.

Bibliografía

1.- Regina B, Pilar V, Fernanda F, Cecilia G, Vanesa B. Programa de ejercicio con marcha nórdica para la mejora de la fragilidad en mayores. Comunidad Noviembre 2019; 21(3): 5
2.- Tschentscher M, Niederseer D, Niebauer J. Health benefits of Nordic walking: a systematic review. Am J Prev Med. 2013 Jan;44(1):76-84.
3.- Cugusi L, Manca A, Yeo TJ, Bassareo PP, Mercuro G, Kaski JC. Nordic walking for individuals with cardiovascular disease: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Eur J PrevCardiol. 2017 Dec;24(18):1938-1955.
4.- Hagner W., Hagner-Derengowska M., Wiacek M., Zubrzycki I.Z.: Changes in level of VO2max, blood lipids, and waist circumference in the response to moderate endurance training as a function of ovarian aging. Menopause 2009; 16: pp. 1009-1013.
5.- Oakley C., Zwierska I., Tew G., Beard JD, Saxton JM: Los bastones nórdicos mejoran inmediatamente la distancia a pie en pacientes con claudicación intermitente. Eur J Vasc Endovasc Surg 2008; 36: págs. 689-694. discusión 95–6
6.- Kocur P., Deskur-Smielecka E., Wilk M., Dylewicz P .: Efectos del entrenamiento de marcha nórdica sobre la capacidad de ejercicio y el estado físico en hombres que participan en la rehabilitación cardíaca hospitalaria temprana a corto plazo después de un síndrome coronario agudo: un prueba. Clin Rehabil 2009; 23: págs. 995-1004.
7.- Gram B., Christensen R., Christiansen C., Gram J .: Efectos de la marcha nórdica y el ejercicio en la diabetes mellitus tipo 2: un ensayo controlado aleatorio. Clin J Sport Med 2010; 20: págs. 355-361.
8.- Leibbrand B., Kähnert H., Exner A.K., et. al.: Nordic walking—trend or ideal performance training in breast cancer?. Onkologie 2010; 33: pp. 182-183.
9.- van Eijkeren F.J., Reijmers R.S., Kleinveld M.J., Minten A., Bruggen J.P., Bloem B.R.: Nordic walking improves mobility in Parkinson’s disease. Mov Disord 2008; 23: pp. 2239-2243.
10.- Reuter I., Mehnert S., Leone P., Kaps M., Oechsner M., Engelhardt M.: Effects of a flexibility and relaxation programme, walking, and Nordic walking on Parkinson’s disease. J Aging Res 2011; 2011: pp. 232473.