RECURSOS

La Educación para la Salud, más necesaria que nunca

Actualizado el 28/12/20 a las 16:02

José Antonio Martín Peláez (1) y Delia González (2)

(1) Jefe del Servicio de Drogodependencias (2) Psiquiatra, Ordenación Sanitaria (Subdirección General de Sanidad Penitenciaria. Ministerio del Interior)

Fruto de la constante evolución de la sociedad, también la realidad respecto a las conductas adictivas se ha transformado a lo largo del tiempo, presentando un patrón diferente en los años transcurridos en este nuevo siglo, en comparación con la problemática tradicional observada en las décadas de los 80 y 90’s del siglo pasado. Si bien es cierto que continúan existiendo problemas asociados al consumo por vía parenteral de heroína, estos comportamientos son marginales, y el foco en la actualidad se ha desplazado hacia conductas más integradas en la sociedad y menos estigmatizantes, como son el abuso de psicofármacos, la normalización del consumo de cannabis o las adicciones comportamentales (ludopatía, adicción a internet, chemsex…).

En los centros penitenciarios encontramos sobrerrepresentadas esas dos realidades, la de consumidores tradicionales y la de jóvenes en la línea de salida de la pendiente de la adicción. Sin olvidar el trabajo sobre esos pequeños grupos que mantienen prácticas de riesgo extremo y en los que las intervenciones van dirigidas a la reducción de daños (cambio de vía de consumo principalmente), debemos centrar nuestro esfuerzo en los grupos más jóvenes y que se encuentran en proceso de incorporación en las prácticas de consumo. Si bien, la intervención en ambos es diferente, en algunos casos puede integrarse y conseguirse actuaciones de elevada potencia transformativa.

Educación para la salud en centros penitenciarios

Las carencias en materia de salud de las poblaciones internadas en los centros penitenciarios son elevadas, pero se han modificado a lo largo de los años, por los cambios sociales ocurridos que incluyen de una forma muy relevante la multiculturalidad. Hay que partir de la consideración de la población penitenciaria como una población de elevada vulnerabilidad, fruto de un origen altamente carencial (no solo en lo material sino muy especialmente en lo afectivo), con un bagaje experiencial muy negativo. La consecuencia es, por un lado, la presencia de unas cogniciones de salud muy distorsionadas, y, por otro, de unas dinámicas relacionales complejas, especialmente con aquellas figuras que identifiquen como de autoridad. Por eso debe aprovecharse cualquier oportunidad para iniciar una vinculación saludable y positiva, que genere una mínima relación de confianza, a partir de la cual, es posible llevar a cabo posteriores intervenciones de mayor calado. Las acciones en materia de mejora de la salud, inicialmente deben dirigirse hacia una sensibilización respecto a la salud en general y a posteriormente centrarse en los problemas asociados a los consumos, del tipo que sean, dado que este está vinculado a aspectos muy íntimos de la persona.

La Educación para la Salud (EpS) es una de las herramientas más cualificada para este tipo de acciones. El consejo breve es el mínimo que debemos ofertar, e imprescindible en muchos casos para promover cambios. A partir de esos cambios, será posible incitar a la participación en programas más ambiciosos. Sin embargo, por su mayor potencial transformador, debemos seguir apostando por las intervenciones grupales, partiendo del hecho que no siempre son posibles. Gracias a los grupos, podemos acercarnos a aspectos íntimos de la persona, como es todo lo relacionado con la adicción, con un menor sentimiento de invasión, alcanzando un plano mayor de sinceridad.

La EpS representa uno de los pilares de la mejora de la salud de cualquier población, pero es especialmente significativo su valor en estos grupos tan vulnerables. A través de ella, es posible generar en ellos, no solo una conciencia de salud, mediante el distanciamiento de esos preconceptos tan erróneos en los que sustentan su ideario, sino también, y muy especialmente, de autoeficacia. A ella se llega al capacitar al individuo para la resolución de forma autónoma de muchos problemas relativos a su salud, y, sobre todo, al hacerle consciente de esta capacidad. Así, no solo aumentamos su autoestima sino que conseguimos una demanda más racional y una respuesta a la misma más satisfactoria.

En la Institución penitenciaria, existe una larga tradición respecto al empleo de le EpS y son indiscutibles sus resultados positivos respecto a la mejora de la salud, tanto percibida como real, a lo largo de los años. La experiencia abarca desde la mejora de las condiciones higiénicas básicas (incluyendo higiene bucal) hasta la reducción de riesgos en relación a los consumos tóxicos, pasando por la prevención de enfermedades infectocontagiosas (otrora el VIH y las hepatitis, en la actualidad, sin olvidar éstas, más centrado en los procesos de transmisión sexual). Pero además, hay que añadir en los últimos años, la lucha contra la estigmatización del diferente, muy especialmente en temas relativos a la salud mental.

Nuevas prioridades en Educación para la Salud

El paso de los años, ha ido modificando las prioridades respecto a la formación y obliga a adaptar los programas llevados a cabo, a fin de cubrir adecuadamente las mismas. Paralelamente, se ha desplazado también la posición del usuario en el sistema y, en consecuencia, la forma de relación entre ambos. Como consecuencia, en la actualidad, no se intenta crear una conciencia de necesidad en materia de salud y prevención en el receptor, sino que se buscar un acercamiento a las necesidades autopercibidas, de una forma respetuosa con los sistemas de valores individuales, desmontando los falsos mitos en los que se sustentan, al objeto de alcanzar unos mejores resultados. Tratamos de conseguir un enfoque participativo de la educación para la salud, que supone dar respuesta a la evolución del concepto de salud y de la interacción individuo- sistema sanitario, en la que el usuario ha pasado a ocupar una posición central.

Aunque las bases de la EpS sean las mismas, las técnicas empleadas se han ido enriqueciendo tanto a nivel técnico (ocupando cada vez una posición más importante los medios audiovisuales) como metodológico (con procedimientos basados en la educación afectiva, el coach, la psicología…). La suma de estos factores permite un desarrollo multidisciplinar de estos procesos educativos y el abordaje de una amplia temática de cuestiones sanitarias y sociales, tan estrechamente imbricadas en muchas ocasiones. De este modo, el empoderamiento de los educandos es posible, partiendo de una puesta en valor de sus propias capacidades, lo que contribuye a una mejora de la autoestima, además de favorecer el desarrollo de conductas prosociales, derivadas de una mejora en la capacidad empática y comunicativa.

Además de para mantener un adecuado nivel de competencia en este campo, para mejorar la satisfacción profesional, es necesario facilitar a los profesionales, junto a unos recursos técnicos adecuados, una adecuada formación continuada. Así, desde hace tres años, la Fundación de Educación Para la Salud (FUNDADEPS) contribuye en esta labor con la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria, a través de cursos formativos en modalidad on line destinados a los profesionales sanitarios que trabajan en distintos establecimientos. Estos cursos están centrados en el abordaje de la problemática adictiva desde distintas ópticas (reducción de daños, asociación con la patología mental…), aportando siempre, tanto la visión de género como la humanística, siguiendo las líneas directrices de las políticas de inclusión marcadas por los principales organismos nacionales y supranacionales (Agenda 2030 de la ONU, Objetivos de Desarrollo para el Milenio de la OMS).

Gracias a esta iniciativa desarrollada por FUNDADEPS se he estimulado el espíritu creativo de los profesionales de esta institución, y se han puesto en práctica de forma piloto, y en algunos casos mantenida en el tiempo, distintos proyectos relativos a uno de los problemas más acuciantes en la población internada: la polifarmacia. En la actualidad, la prescripción de múltiples psicofármacos, denominado como polifarmacia, supone uno de los problemas emergentes en relación a las adicciones en todos los medios. Estos proyectos, tienen como característica definitoria además de su singularidad, la adaptación a la realidad concreta de cada centro.

EpS en tiempos de COVID-19

La pandemia de la COVID nos ha hecho enfrentarnos a nuevas realidades, a la par que ha supuesto un esfuerzo de ingenio para resolver las necesidades, tanto nuevas como las previas (que en muchos casos se han acrecentado). Con menos recursos y con las medidas de restricción social que la situación sanitaria ha impuesto, está siendo más necesario que nunca continuar con el trabajo en materia de Educación para la Salud (EpS).

Esta nueva realidad también nos ofrece nuevas oportunidades de mejora. Debemos aprovechar el imparable desarrollo de los medios audiovisuales y la necesidad de su introducción en nuestro trabajo profesional; adaptándolo a una población con una elevada tasa de analfabetismo digital y a un medio con importantes resistencias en esta materia. Con todo ello, el resultado debe ir dirigido a la gestión por valores de este proceso educativo y redescubrir el potencial de las imágenes como motor de cambio, a través de la creación de nuevas experiencias.

Desde hace años, se ha tratado de convertir el paso por una institución como la prisión, en una oportunidad para la mejora de la situación global de la persona. Es evidente que uno de los campos imprescindibles de actuación en este proceso de cambio, es el relacionado con la salud, en sentido amplio con una especial mirada sensible hacia la población más vulnerable. Es imprescindible adaptarnos a las nuevas necesidades producto de una sociedad cambiante. La formación nos permite acercarnos a esas nuevas realidades a las que tenemos que responder, y, a la vez, nos introduce en una cultura de mejora continua que nos lleva a continuar realizando una de nuestras labores fundamentales como profesionales con una mayor calidad, y posibilita que el desarrollo de esa labor sea más satisfactoria para cada uno de nosotros.

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