RECURSOS

Impacto de la COVID-19 sobre la salud de las mujeres

Laura Capa Muñoz

Doctora en Ciencias Biológicas, Máster en VIH y Máster en sida. Gestora científica en la Unidad de Inmunopatología del Sida del Centro Nacional de Microbiología (Instituto de Salud Carlos III) y Profesora del Máster de VIH de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Participante en el Programa Fedra 2020.

Uno de los aspectos que me ha interesado de esta pandemia es si afecta de manera distinta a mujeres y a hombres, ¿son igual de susceptibles a la infección? ¿presentan la misma sintomatología? ¿la misma gravedad, letalidad? Para intentar responder a estas preguntas, he revisado informes y estudios oficiales sobre la infección por el  SARS-CoV-2 en España con datos desagregados por sexo, de los que a continuación incluyo los que considero más relevantes.

En primer lugar tenemos el estudio ENE-COVID, realizado entre abril y diciembre de 2020, por el Ministerio de Sanidad, el ISCIII y los Servicios de Salud de todas las Comunidades Autónomas. Se trata de un amplio estudio con el que se ha estimado la prevalencia de infección por SARS-CoV-2 en España mediante la determinación de anticuerpos frente al virus. Ha incluido por el momento cuatro rondas (las tres primeras se corresponden con la primera ola, y la cuarta ronda con la segunda ola) y toma los hogares como unidad de muestreo.

Este estudio es además de gran interés porque desagrega por sexo un alto número de indicadores. Entre los principales resultados del informe tras la cuarta ronda (todavía provisionales al escribir este artículo), encontramos que la prevalencia global (porcentaje de personas en la población con anticuerpos IgG frente a SARS-CoV-2 desde el inicio del estudio) se sitúa en un 9,9%, siendo bastante similar en mujeres (10,1%) y en hombres (9,6%). Los datos reflejan que, entre los sectores laborales esenciales, las personas que presentan las cifras más altas de prevalencia global son por un lado, el personal sanitario (16,8%), sector en el que son mayoría las mujeres, y por otro lado, las mujeres que cuidan a personas dependientes en el domicilio (16,3%).

Además, es importante señalar que las personas sin nacionalidad española tienen prevalencias más altas, sobre todo en mujeres (14,2% mujeres de otras nacionalidades versus 9,9% de mujeres de nacionalidad española), lo que refleja su mayor grado de vulnerabilidad frente al contagio, y de la misma manera, la prevalencia es mayor en las personas que viven en secciones censales con menor nivel de renta relativa (11,8%), donde de nuevo hay diferencias más marcadas en las mujeres (12,2%). Es importante tener en cuenta las limitaciones de este estudio, entre ellas, que solo se representa a la población general española no institucionalizada. Colectivos tan importantes como las personas mayores y las personas dependientes que viven en residencias o en otro tipo de instituciones no están representadas en este estudio. 

Una segunda fuente de datos a nivel nacional son los informes sobre casos confirmados notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). En estos informes hay que distinguir dos periodos: un primero comprendido entre el inicio de la pandemia y el 10 de mayo (periodo en el que se produjo la primera ola en nuestro país que se caracterizó por la detección de casos más graves), y un segundo periodo desde el 11 de mayo en adelante (en el que se ha producido la segunda ola, donde se han diagnosticado tanto casos más graves como más leves).

Esta diferenciación es importante desde el punto de vista metodológico, dado que a partir del 11 de mayo, debido a la entrada en vigor de la nueva estrategia de vigilancia y control en la denominada fase de transición, hubo un cambio de prioridades, simplificando la encuesta para hacerla más ágil, por lo que cambiaron muchos de los indicadores que se recogían, entre ellos algunos de los que desagregaban la información por sexo. En cualquier caso, estos informes nos aportan información valiosa que refleja las características que han diferenciado las dos olas en nuestro país, como que la mediana de edad de los casos disminuye tanto en hombres como en mujeres en el segundo periodo, debido a que se detectan casos más leves que en el primero

. En el primer periodo podemos observar que aunque los síntomas más frecuentes tanto en mujeres como en hombres son: fiebre, tos y dificultad respiratoria (en este orden), los hombres presentan una mayor prevalencia de estos síntomas. Otros síntomas menos frecuentes, como el dolor de garganta y la clínica digestiva (vómitos y diarrea) son más frecuentes en mujeres, mientras que los síntomas respiratorios son más frecuentes en hombres. Complicaciones clínicas como la neumonía y el fallo renal agudo son también más frecuentes en hombres, y presentan una mayor prevalencia de enfermedades de base (cardiovascular, respiratoria, diabetes, hipertensión).

Además, los hombres presentan un mayor nivel de gravedad (hospitalización, UCI y defunción). A diferencia del primer periodo, en el segundo periodo no se recoge la distinta sintomatología que pueden presentar las y los pacientes, ni las enfermedades de base y factores de riesgo, tampoco se recogen indicadores desagregados por sexo del nivel de gravedad de los casos COVID-19, por lo que no podemos comparar por ejemplo, la prevalencia de la sintomatología en la segunda ola (que incluye casos más leves) con respecto a la primera, ni se han recogido datos sobre aquellos síntomas que se identificaron tras la primera ola. 

Otra información interesante es la que se refiere al personal sanitario y sociosanitario. Las cifras de casos en estos colectivos disminuyen en el segundo periodo (4,6% en el segundo periodo según los datos del último informe de 2020 vs 24,1% en el primer periodo), siendo una de las principales causas la mayor disponibilidad de equipos de protección personal (EPIs) en el segundo periodo. A pesar de la disminución de casos, las diferencias entre las mujeres y los hombres siguen siendo significativas, manteniéndose un mayor número de casos entre las mujeres (6,9% de mujeres vs 2,1% de hombres en el segundo periodo, frente al 32% de mujeres vs 13% de hombres en el primer periodo), lo que se explica porque las profesionales sanitarias y sociosanitarias son mayoritariamente mujeres.

Otros indicadores que reflejan riesgo de exposición: contacto estrecho con caso COVID-19 probable o confirmado, contacto con persona con infección respiratoria aguda y visita a centro sanitario, que se recogieron solo en el primer periodo, reflejan de nuevo un mayor grado de exposición de las mujeres con respecto a los hombres.

En cuanto a la letalidad de la infección por SARS-CoV-2 en España, el ISCIII ha realizado un estudio a partir de los datos aportados por el estudio ENE-COVID, la RENAVE y el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo). En este estudio se estima la letalidad de la infección en la primera ola en España, en población no institucionalizada. Este trabajo sitúa la letalidad entre un 0.8%, para las muertes confirmadas por COVID-19, y un 1.1%, según los datos recogidos de exceso de mortalidad. El riesgo de letalidad oscila entre un 1,1% y un 1,4% en el caso de los hombres, y entre un 0,6% y un 0,8% en el caso de las mujeres.

El riesgo de letalidad aumenta de manera acusada después de los 50 años siendo más destacado en los hombres. En el estudio justifican estas diferencias por la mayor frecuencia de comorbilidades y factores de riesgo en hombres, así como por diferencias en la respuesta inmunológica.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE), recoge datos de mortalidad hasta mayo de 2020 (por tanto se refieren también a la primera ola), e incluye no solo los casos con diagnóstico confirmado, sino los casos sospechosos. Es importante destacar que la mayor parte de las muertes en casos sospechosos se producen en residencias socio-sanitarias, y de ellas la mayor parte son mujeres. Por tanto, en la primera ola, cuando la capacidad diagnóstica era mucho menor, hubo una elevada mortalidad de personas con cuadros clínicos compatibles con COVID-19 en población institucionalizada (población que no se recoge en el estudio sobre letalidad comentado anteriormente), principalmente mujeres. 

Por último comentar que en el sistema MoMo se recoge el exceso de mortalidad por todas las causas, no solo por COVID-19, lo que desde el punto de vista de la perspectiva de género es interesante, ya que con este sistema se incluyen también las muertes “innecesarias” debidas indirectamente al COVID y que pueden afectar de manera diferencial a mujeres y hombres. Entre estas muertes podemos encontrar las debidas a un retraso en la atención a emergencias no COVID o a patologías crónicas preexistentes (porque las personas enfermas acudieran con mayor retraso o no acudieran a los servicios médicos por miedo al contagio, o por un retraso en la atención debido a la sobrecarga de los dichos servicios médicos). Según los datos publicados en el último informe de 2020, ha habido dos periodos de exceso de mortalidad por todas las causas a nivel nacional. En ambos periodos, el exceso de mortalidad es mayor en mujeres que en hombres. En el periodo del 10 de marzo al 09 de mayo (que incluye la primera ola) el exceso de mortalidad en mujeres es del 72% y en hombres del 67%. En el periodo del 20 de julio al 20 de diciembre (que incluye la segunda ola) el exceso de mortalidad es inferior, siendo en mujeres del 21%, y en hombres del 19%. Por tanto, el exceso de mortalidad por todas las causas en las dos olas de la pandemia en España, ha afectado más a las mujeres.

Toda la información que he revisado es de gran utilidad, pero cada informe o estudio nos proporciona una visión parcial de lo que ha ocurrido durante la pandemia en nuestro país. Por ello, sería de gran interés un informe global que profundizara y analizara lo ocurrido con perspectiva de género, y que tuviera en cuenta las características biológicas diferenciales entre mujeres y hombres que afectan a esta enfermedad infecciosa. Por último, recalcar que recoger la información desagregada por sexo de cualquier situación clínica es esencial para mejorar el conocimiento sobre la misma y procurar la atención sanitaria más adecuada para todas las personas.

Categoría: Destacado
Temática:
Grupo de edad:
Persona de contacto:
Año:
Dirección:
Teléfono:
Web: