ARTÍCULOS DE OPINIÓN

El alcoholismo en mujeres. Factores desde la perspectiva de género.

Actualizado el 18/12/20 a las 19:06

Celia del Valle Agulla

Poco a poco, impulsado por la globalización, hemos ido viendo, adoptando y normalizando actitudes y comportamientos que giran en torno a la evasión de nuestra propia realidad. Viviendo en un mundo en el que todo gira entorno a satisfacer las necesidades de la sociedad, hemos dejado de lado cuidar de nosotros/as mismos/as. Este tipo de hábitos han existido desde que el ser humano vive para la sociedad en vez de para sí mismo pero ha pasado de estar centrado en el ámbito masculino adulto a formar parte de cualquier otro colectivo. En el caso de las mujeres adultas, el peso y las presiones que el patriarcado ejerce sobre ellas las ha llevado a normalizar un consumo de alcohol diario completamente oculto y tabú, tanto para ellas mismas como para el resto (1).

El consumo de alcohol en mujeres adultas

Teniendo en cuenta la visión que tiene occidente sobre el alcoholismo (2), actualmente un gran porcentaje de las mujeres no son conscientes de tener una adicción. En nuestra sociedad, una persona que consume alcohol con una cotidianidad se la califica como “bebedora excesiva” pero no se la llega a calificar como “adicta y dependiente” y es aquí donde reside el problema (3). Cuando necesitamos de sustancias externas para sobrellevar nuestro día a día, para mí es evidente que tenemos una dependencia emocional y/o física a algo que nos hace soportar el peso de nuestras presiones.

Es muy común ver en series, películas, entrevistas, etc. a mujeres bebiendo alcohol al final del día. La gran lectura de este comportamiento está en ver cómo primero se encargan de su papel como mujeres y después tratan de desligarse de él dedicándose un falso y vacío tiempo así mismas, ya que en realidad lo que están haciendo es tratar de desconectar y olvidar todas las presiones a las que se tienen que volver a enfrentar al día siguiente.

Para ser más específicos/as, en este caso nos estamos refiriendo a madres y a la romantización de la copa de vino al acabar el día. Estas mujeres no solo conviven con el pesado canon de belleza con el que vivimos todas sino que también se enfrentan cada día a las exigencias sociales de cumplir como madres. Toda su vida gira en torno del cuidado de su hijos/as y su pareja, de la casa y de familiares dependientes, además de su jornada laboral.

Mujeres en situación de vulnerabilidad

El sistema actual deja a estas mujeres atadas a una situación de responsabilidad extrema con su entorno que termina en una vulnerabilidad total que limita su participación e implicación en cualquier otro ámbito que no sea el del cuidado del hogar y familiar. Dedican a este trabajo doméstico y de cuidados no remunerados una media de dos horas más al día que los hombres, lo que se convierte en una disponibilidad casi nula para su propio autocuidado (4). Toda esta situación genera un cansancio mental que las lleva a necesitar del consumo de alcohol para continuar manteniendo el papel que se han visto obligadas a cumplir. Lo cual, al mismo tiempo, las reprime de plantearse tomar la decisión de asistir a rehabilitación y/o a recibir asistencia psicológica, ya que la superestructura que perpetúa los roles de género utiliza como mecanismo el sentimiento de culpa para mantenernos atadas a él. Lo que sigue perpetuando, una y otra vez, este patrón de olvido hacia nosotras mismas para seguir tratando de encajar en todo lo que se espera de nosotras como mujeres (5).

Asimilando todos los pequeños engranajes de la máquina que mueve la sociedad, personalmente hablando, planteo lo que para mí es el hecho de que estas mujeres no solo están necesitadas de asistencia y apoyo psicológico, sino que también necesitan una revolución social, ya que al salir de la sesión de terapia se vuelven a encontrar con las mismas cargas que les llevaron hasta ahí.

A largo plazo debemos plantearnos luchar por el derecho de reformar y/o abolir los roles de género y romper sus cadenas pero, a corto plazo, es más sensato comenzar concienciado, desde una perspectiva de género, sobre la importancia de asistir a terapia como apoyo emocional a la vez que educamos en el consumo responsable. A día de hoy creo que estamos preparados/as para comenzar el plan a largo plazo mientras fomentamos y mejoramos el plan a corto plazo que ya hemos comenzados a través de la educación en valores, el feminismo y la prevención de adicciones. En este caso la promoción de la salud incluye aportar estrategias y conocimientos para alcanzar una sociedad inclusiva, equitativa, justa y respetuosa. Estos caminos, no ya solo hacia la liberación femenina, sino hacia el bienestar general de la sociedad, nos implican a todos/as como agentes educantes de nosotros/as mismos/as y de nuestro entorno y nos llevan al compromiso de desarrollarnos individualmente manteniendo el sentimiento de comunidad, con el fin de cuidarnos y respetarnos como personas y no por esquemas sociales.

Animo desde aquí a todas las personas que me estén leyendo a no mirar para otro lado, ni sentir como algo normal, el consumo de alcohol diario en una mujer repleta de cargar familiares y sociales. Les animo a que le tiendan la mano y les brinden el diálogo necesario para que ellas también comprendan que tienen derecho a dedicarse tiempo de calidad a sí mismas.

Referencias bibliográficas

1. Alonso-Castillo, M. M., Álvarez-Bermúdez, J., Selene López-García, K., Rodríguez-Aguilar, L., Alonso-Castillo, Mª., Angélica-Armendáriz, N. Factores de riesgo personales, psicosociales y consumo de alcohol en mujeres adultas, 2009.
2 Baumberg, B., Anderson, P. El Alcohol en Europa. Una perspectiva desde la salud pública. Institute of Alcohol Studies, Reino Unido Junio (2006)
3 Gual A., Arbesú J, A., Zarco, J., López-Pelayo, H., Miquel, L., Bobes, J. Alcoholism and its treatment approach from a citizen perspective, Adicciones vol.28, nº3, 2016.
4. Gálvez, L. España en perspectiva de género, La Vanguardia (2019)
5. Monra Arnau, M., Características diferenciales del alcoholismo femenino, Adicciones vol.22, nº4, 2010.