RECURSOS

Corresponsabilidad y autocuidado en tiempos de COVID-19

Actualizado el 22/12/20 a las 11:51

Kelaia López Núñez

Criminóloga. Máster en Género e Igualdad. Voluntaria en El Espacio Violeta de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Valencia. Agente MIAS 2020.

 La situación actual y excepcional sobrevenida de crisis sanitaria que estamos atravesando, ha evidenciado y reforzado el escenario de desigualdad y asimetría que vivimos las mujeres dentro de la sociedad poniendo así en la más extrema evidencia y haciendo más profunda la crisis de cuidados que arrastrábamos del contexto previo al COVID-19, tal y como confirma el trabajo elaborado por More Corral, P; «Cuidados y crisis del coronavirus, el trabajo invisible que sostiene la vida». Hemos sido testigos de cómo aquellos trabajos feminizados, invisibilizados hasta entonces y subestimados tanto económica como socialmente, son tan fundamentales como necesarios. Entre las personas que han estado en primera línea también se encuentra el sector doméstico y cuidados; limpiadoras, trabajadoras del sector de la alimentación u ocupaciones manuales, entre otras, conformando una parte de la esfera laboral que ha estado al pie del cañón junto con la sanitaria. En muchos casos, sin la protección adecuada y con una alta exposición al virus por la imposibilidad de teletrabajar debido a su necesario presencialismo. Una de las principales conclusiones que se pueden extraer una vez finalizado el confinamiento, tal y como aporta el informe elaborado en base a La Encuesta COTS, sobre las condiciones de trabajo, inseguridad y salud en el contexto del Covid19, es que la triple dimensión de la crisis; sanitaria, económica y social, tiene un impacto diferente en mujeres y hombres y ha puesto en cuestionamiento muchos de los avances en igualdad que creíamos afianzados y barreras que considerábamos superadas.

Esto en cuanto al panorama en la esfera pública, pero; ¿cuál ha sido el escenario para las mujeres dentro de los hogares?, pues tal y como han evidenciado diferentes jornadas y congresos, como así se hizo en el Congreso Internacional del Cuidado, La Igualdad y La Diversidad en la Era COVID-19. Conferencia llevada a cabo en el Congreso organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, la realidad es que esta crisis acontecida ha sido una oportunidad perdida, pues no ha comportado una repartición solidaria del trabajo doméstico. En ese sentido, dentro de la esfera privada ha supuesto una imposibilidad y/o gran dificultad de conciliación. Más que conciliar, nos hemos visto envueltas en un conflicto constante que nos ha obligado a sobrevivir haciendo malabares. A su vez, esta sobrecarga ha impactado en nuestra salud tanto física (múltiples dolores que nos impiden desarrollar nuestro día a día con normalidad, aumento o pérdida repentina de peso…) como psíquica (como consecuencia de ello hemos y estamos pagando el peaje psicológico con diversos problemas emocionales; estrés, ansiedad, depresión, insomnio, trastornos psicosomáticos…) como consecuencia de las triples jornadas, sobrecarga, inseguridades e incertidumbre por los horarios de trabajo, reducción salarial, miedo a perder el empleo, precariedad, reducción de sueldos, adaptación a las tecnologías y la falta e incluso inexistencia del autocuidado, entre otros. Esto conduce a pensar que los factores anteriores han marcado lo que pasó durante el confinamiento y los cambios no han sido estructurales sino meramente adaptativos a la situación.

En este sentido, la situación ha propiciado el cuestionamiento de aspectos fundamentales relativos a las estructuras sociales y económicas en torno a las que hemos construido nuestra sociedad, haciendo evidente la necesidad de desechar la economía como centro de la vida social, colocando la vida en su lugar, un cambio drástico pero necesario. Es muy importante que nos aferremos al potencial transformador de la pandemia y afrontar esta crisis como una oportunidad para implementar una revisión y reestructuración estructural profunda y necesaria teniendo en cuenta para ello el ya conocido concepto de transversalización o gender mainstreaming para la consecución de una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, trasladando la perspectiva de género a todos los ámbitos y actuaciones y limitar sus consecuencias diferenciales sobre las mujeres que ya empiezan a sentirse y que no harán más que reproducirse si no hacemos algo por evitarlo.

No podremos hablar de igualdad efectiva entre hombres y mujeres hasta que no podamos realmente compaginar a niveles óptimos, de forma equilibrada y saludable nuestra carrera profesional con la vida personal y familiar, sin vernos en la obligación de renunciar o sacrificar alguna esfera de sus vidas. Podremos hablar de igualdad en el momento que las mujeres puedan diseñar su vida con total libertad y decidir sin condicionamientos relativos a unas obligaciones que les son impuestas socialmente, cuando las mujeres no estén abocadas a la abnegación.

La solución no radica en el rechazo a los trabajos reproductivos y a los cuidados sino en la transformación de los mismos y de la percepción que se tiene de ellos, fomentando la corresponsabilidad de todos los agentes de la sociedad, sobre todo de los miembros del núcleo familiar o de convivencia. La ausencia de conciliación es la que provoca también que las mujeres tengan trabajos más precarios, temporales o sumergidos. Y no olvidemos que el trabajo reproductivo no es solo maternidad o tareas domésticas, el cuidado a personas dependientes o familiares mayores también suele recaer en nosotras.

En la situación actual es necesario adoptar mecanismos desde la administración, sector privado y ámbito doméstico que tengan en cuenta el distinto impacto que la crisis está teniendo en mujeres y hombres. Las empresas están elaborando planes de contingencia que recogen medidas preventivas y organizativas específicas en los que es esencial incorporar una perspectiva de género, con la introducción de medidas como: flexibilización del tiempo de trabajo, teletrabajo, uso igualitario de medidas de conciliación por trabajadores y trabajadoras, prevención riesgos laborales y salud laboral con perspectiva de género, valorando cada situación familiar (menores o personas dependientes), y otros riesgos específicos derivados de particularidades biológicas como la maternidad, la lactancia, etc…

Concretamente en el ámbito de las Universidades y los Organismos de Investigación, ya se observó y estudió que el confinamiento causado por el COVID-19 podría dar lugar a una menor producción de artículos científicos y a menos proyectos de investigación dirigidos por mujeres, tal como se presenta en los resultados del cuestionario sobre el impacto del confinamiento en el personal investigador desde la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia E Innovación. Por lo que el confinamiento podría significar que las mujeres investigadoras están arriesgando su posición en la escala profesional y la posibilidad de ascender pues la carrera investigadora se basa principalmente en la cantidad (y la calidad) de las publicaciones científicas individuales, así como en la participación en proyectos de investigación. Nos daría igual si no significara que en el competitivo ámbito de la academia si no publicas, puedes verte inmediatamente fuera de la carrera académica, donde ellas ya deben (sin pandemia) multiplicar por tres su trabajo para que obtengan una consideración similar a los hombres.

El dato de que el 70% de los trabajos sanitarios y de cuidados son llevados a cabo por las mujeres, extraído del Informe COTS al que he hecho referencia anteriormente, puede ser explicado por la profunda influencia del patriarcado en todos los ámbitos de nuestras vidas, generando que tomemos decisiones que creemos libres, pero en realidad están condicionadas desde el nacimiento. El hecho de que las mujeres se dediquen en su mayoría a trabajos sociales y de cuidados, provoca a su vez que la pobreza esté sistemáticamente feminizada ya que estos trabajos suelen estar mal remunerados y en condiciones precarias. El sistema patriarcal sigue oprimiendo a las mujeres de una forma u otra, a veces más explícitamente y a veces menos. Hay que manejarse por la vida con una mirada analítica y de género para poder ver todas las situaciones injustas en las que nos encontramos las mujeres para tratar de superarlas y equilibrarlas. Es por ello necesario, ahora más que nunca, dar la bienvenida al 2021 con un proceso de incorporación de los problemas derivados de las desigualdades de género en la Agenda política, que lejos de ser un mero instrumento de propaganda política, sea finalmente capaz de arrojar la transversalización del género a cada esfera y a cada ámbito de la sociedad, llegando a integrar de manera eficaz y efectiva la perspectiva de género para la consecución de una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, pues esta injusticia social que nos azota silenciosamente a día de hoy también es una pandemia contra la que seguimos sin tener vacuna.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Ministerio de Ciencia E Innovación. Gobierno de España (2020). Resultados del Cuestionario Sobre el impacto del confinamiento en el personal investigador. Recuperado de : https://www.ciencia.gob.es/portal/site/MICINN/menuitem.edc7f2029a2be27d7010721001432ea0/?vgnextoid=0eed17380dc05710VgnVCM1000001d04140aRCRD&vgnextchannel=4346846085f90210VgnVCM1000001034e20aRCRD

Moré Corral, P. (2020). Cuidados y crisis del coronavirus: el trabajo invisible que sostiene la vida. Revista Española De Sociología, 29(3). Recuperado de: https://doi.org/10.22325/fes/res.2020.47

Salas-Nicás S, Llorens-Serrano C, Navarro A, Moncada S. Condiciones de trabajo, inseguridad y salud en el contexto del COVID-19: un estudio en población asalariada. Barcelona: UAB, ISTAS-CCOO; 2020.

Segato,R.( 27 de octubre de 2020). L´oportunitat ara és que la pandemia faci visible la gestió de la vida. En L. Martínez (presidencia). II Congrés Internacional per a L´erradicació de les Violències Masclistes. Conferencia llevada a cabo por el Institut Catalá de les Dones de manera online desde La Generalitat de Catalunya.

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