ARTÍCULOS DE OPINIÓN

¿Cómo se percibe el concepto de masculinidad en la sociedad? La visión de un varón cis-género homosexual

Actualizado el 26/11/21 a las 12:17

Alejandro Calatrava Durán

¿Qué fue lo que sentiste cuando escuchaste por primera vez la palabra “maricón”, “trucha”, “bujarra”…? Estoy seguro de que no todo el mundo respondería lo mismo a esta pregunta. Son términos insultantes, que se han utilizado para minusvalorar y ridiculizar a una persona que se cree o se piensa que es homosexual. En mi opinión, a los hombres homosexuales históricamente no se nos ha respetado por el hecho de ser lo que somos. Desde la educación en los hogares y en el ámbito académico, no se ha visibilizado nuestra realidad, incluso se nos ha repudiado en ocasiones.

Quiero destacar que me produce mucha tristeza e impotencia cuando recuerdo aquellas veces en los que los insultos procedían de chicas. Las mujeres, por el mero hecho de serlo, ya son también un colectivo vulnerable, y pienso que tanto ellas como todo el colectivo LGTBIQA+ debemos ir de la mano para conseguir el objetivo de vivir en armonía con toda la sociedad y cultura.

Desde mi experiencia como varón cis-género homosexual, he tenido una infancia difícil representada por el rechazo sobre una circunstancia que ni yo mismo entendía. Y hasta bien entrada la adolescencia, no reflexioné del todo lo que representaba, lo que suponía esta situación. Viví rodeado de una sociedad en la que lo “normal” estaba establecido según una “norma” social, un estatus quo, que consiste en que un chico empiece a sentirse atraído por una chica y comience una bonita historia de amor, estilo película “Love Actually”. Como indican los roles estereotipados de género y la sociedad patriarcal, de un hombre se espera que sea heterosexual y masculino, pero ¿Quién sabe o quién decide lo que es masculino y lo que no? ¿Ser masculino significa ser un “hombre de verdad”, o ser un “hombre de verdad” significa ser eso que llaman masculino? ¿Un hombre deber ser un “auténtico macho”? Seguramente, expresiones así las hayáis escuchado durante toda vuestra vida.

“Ser masculino” está directamente conectado al concepto de género. El youtuber y activista Daniel Valero Tigrillo lo define como “un entramado de propiedades socialmente construidas que nos diferencia y clasifica a los seres humanos en diversas categorías y posiciones políticas dependiendo del momento histórico y el contexto cultural” (Tigrillo, 2020. ¿Qué es ser hombre o mujer?). Es un constructo cultural, un concepto abstracto que ha formado parte de la civilización desde tiempos inmemoriales, que ha dividido claramente a los humanos entre dos tipos de personas: hombres y mujeres, cada uno con sus “roles” y/o “funciones fijas”, tal y como ha marcado la norma de nuestra sociedad (en este caso, nos referimos exclusivamente a la occidental, aunque existen otras culturas muy distintas que rompen los roles de género drásticamente). Parece que el género ha determinado claramente lo que “debería ser” la masculinidad para los hombres, en este caso, y determina aquellas características que hacen a un “verdadero hombre”: alguien con valor, que no se amedrenta ante nada, nulo en la expresión de emociones, transmite poder, absoluto control sobre cualquier situación que se le ponga por delante, arrogancia… etc.

Daniel Valero Tigrillo define como masculinidad hegemónica “el conjunto de características que esta sociedad dictará cómo debe ser el hombre que garantizará su posición dominante dentro del sistema patriarcal y formará parte de los grupos que decidirán las direcciones que seguirá esa sociedad (Tigrillo, 2020. Fernando Simón, masculinidad hegemónica y nuevas masculinidades). Resumiendo, esta jeroglífica definición, opino que es un pensamiento predominante en la sociedad actual y ha provocado en los tiempos actuales una escalada de violencia homófoba sin control.

Pienso que a los chicos cis-género homosexuales nos ha costado mucho encajar en grupos de amigos, y en la sociedad en general, por estas innecesarias visiones construidas de aquello que se considera “auténtica” masculinidad. Desde aquí nace lo que se conoce por plumofobia, es decir, rechazo y odio hacia comportamientos de chicos que recuerdan a comportamientos femeninos. Siguiendo esta regla de tres, decimos que tener pluma, o lo que es igual, “parecer una chica” es malo. No es válido, no está socialmente bien aceptado, porque no es lo que representa ser un “auténtico hombre”.

Llevamos demasiado tiempo en la civilización humana perpetrando que las mujeres y/o los hombres deben de ser de una manera o de otra. Además, los medios de comunicación, como el cine, la publicidad o la TV no ayudan, seguimos viendo largometrajes en los que a pesar de que exista una acción frenética de explosiones y peleas acrobáticas, el apuesto protagonista siempre encuentra el amor (con una mujer, claro está) y se vuelven a remarcar los roles de género: un hombre poderoso y fuerte que salva a la chica de las garras de una malvada organización, porque claro, una mujer femenina, según la socialización tradicional, es alguien frágil, que necesita ser rescatada y debe ensalzar su belleza, como único rasgo destacable de ella. Aunque poco a poco esto se va deconstruyendo, siguen existiendo mayoría de películas y/o series con protagonista masculino estereotipado. Y si aparece un personaje LGTBIQA+, concretamente refiriéndonos a un hombre homosexual, se le representa con mucha pluma y acaba teniendo un futuro nefasto, como si el destino de las personas del colectivo LGTBIQA+ fuera siempre negativo.

Por otro lado, tras comprender y manifestar libremente y sin miedo alguno mi orientación sexual, me llama profundamente la atención el hecho de cómo reaccionan a veces los hombres heterosexuales con nosotros, los homosexuales. En la mayoría de las ocasiones que ha salido el tema de nuestras orientaciones, de nuestros “ligues” u otros tópicos del estilo, me he encontrado con hombres heteros que defienden a capa y espada su masculinidad hegemónica: “Me gustan las mujeres. Jamás estaría con un hombre. ¿Cómo voy a hacer yo eso?”, dicen algunos chicos con los que he coincidido a lo largo de mi vida. Por no hablar de esos chicos que te encuentras en ciertas aplicaciones de conocer gente, donde muestran mensajes claros de “no me gusta la pluma, solo chicos masculinos”. ¿Por qué la supuesta pluma es un problema para conocer a alguien? ¿Quién ha determinado que los gays sigan el estereotipo de que suelen tener pluma? Al final todos somos exactamente iguales, nos gusta el mismo tipo de persona, pero seguimos perpetuando unas absurdas etiquetas relacionadas con los roles de género.

Saco una clara conclusión con este artículo: mientras se sigan manteniendo absurdos estereotipos de género entre hombres y mujeres, y estereotipos sobre las personas homosexuales nos seguirán rechazando, insultando, ridiculizando y matando. Sueño con un mundo en el que se respire plena igualdad y respeto hacia todas las personas, independientemente de con quién se acuesten o cómo o con qué se definan.
Muchas gracias y… ¡nos leemos en redes!

Referencias

  • Daniel Valero – Tigrillo. Canal de Youtube. Activismo LGTB, información, análisis y opinión.
  • Casas, C. (2020). El power ranger rosa. Editorial Niños Gratis.