ARTÍCULOS DE OPINIÓN

Cambia de hábitos

Actualizado el 03/03/20 a las 12:38

Laura Rodríguez Díaz
Cada vez están más claros los estilos de vida inadecuados que impactan negativamente en nuestra salud y que hacen que aumente la incidencia de muchas de las enfermedades de la sociedad actual. Actualmente se trabaja más para controlar estos estilos inadecuados desde distintas instituciones, públicas y privadas, con más o menos éxito.

Se habla de acciones de promoción de la salud, cuando se promueve, mediante una serie de intervenciones, que la población adopte unos hábitos beneficiosos para la salud, a través de la legislación, políticas de impuestos, comunicación de masas y acciones orientadas a influir masivamente sobre la sociedad incrementando los niveles de salud.

El objetivo es cambiar el ambiente mediante estrategias de vigilancia, recomendaciones, espacios libres de humo y subidas de impuestos de ciertos productos. Acciones de marketing social, medidas legislativas e impuestos, incentivos o subvenciones que afecten a la industria implicada, forman parte del conjunto de medidas que tratan de reconducir esos hábitos inadecuados en la población.

Son muchas las cuestiones en las que se debe realizar Educación para la Salud. Los efectos de algunas de estas medidas ya se están viendo, pero el mayor impacto reside en la intervención y educación en estilos de vida saludables de las edades más tempranas.

Este año leía una noticia en Gaceta Medica: “SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia) alerta sobre el aumento en el inicio del consumo del tabaco en jóvenes”. A pesar de las campañas parece estar aumentando el consumo de tabaco en edades escolares.

La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello realizará charlas a escolares para poner en evidencia los riesgos del consumo con la interesante iniciativa “Ponle un cero al tabaco”.

Como señalaba el ahora Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en su Resumen Ejecutivo sobre consejo integral en estilo de vida en Atención Primaria (14-01-2015), el mensaje debe ser “claro, directo y personalizado”. Esto es importante, ya que el mensaje que preocupe a un adulto de 50 años puede no ser el mismo que para el joven de 14. Personalizar el mensaje permite una mayor accesibilidad en estos grupos de edad.

Ver las consecuencias que acarrea para la salud es difícil de transmitir a una población joven que goza de buena salud y donde la enfermedad se ve como algo ajeno y lejano, donde decir que se corre un riesgo de tener cáncer puede ser menos impactante que el tener mal aliento o arrugas, poder besar sin sabor a ceniza o ser más libre.

Para transmitir mejor los efectos perjudiciales del tabaco, se deben conocer bien las causas del consumo por parte de los jóvenes. Buscar respuestas a estas preguntas y promover comportamientos saludables entre la poblaciónes prioritario. Conocer esos factores más distales que darán origen a los factores de riesgo conocidos y prevenirlos mediante la llamada “prevención primordial”. Es necesario realizar intervenciones estructurales sobre el ambiente e ir más allá de la educación individual.

Listando todos los efectos deletéreos del tabaco y haciendo una encuesta entre escolares para averiguar cuáles tienen una mayor importancia entre los jóvenes, permitirían trabajar esos mensajes que más impacto tienen en ese momento de su cronología, o analizar las causas por las que fuman y dar alternativas a ese hábito. En todo caso, tiene que ser algo interdisciplinar, utilizando recursos comunitarios para poder dar alcance a dichas alternativas. Estos recursos podrían salir del incremento de impuestos sobre el precio del tabaco, que deberían destinarse en parte a evitar el inicio temprano de nuevos consumidores.

Tan importante como mostrar los efectos nocivos del tabaco en jóvenes es educar sobre alternativas saludables, diversión saludable, autoestima, modelos a seguir, modernidad, etc. Afortunadamente, ya va quedando atrás el modelo de héroe de película con cigarrillo y su copa, como estereotipo de aceptación y éxito social.

En otras ocasiones se tratará de desmontar mensajes erróneos, como los casos de adolescentes que fuman para mantenerse delgadas, o el de algunos jóvenes, que convencidos ya de la toxicidad del tabaco buscan como alternativa para dejar de fumar el vapeo y los dispositivos IQOS.

La SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) es muy clara en esto y advierte que “los dispositivos para calentar el tabaco también contienen sustancias tóxicas y que causan cáncer”.

Otro tema importante es cómo realizar una doble intervención, ya que se ha visto que existe una relación estrecha entre tabaco y alcohol.

En primer lugar, es necesario identificar varios aspectos clave para poder adaptar mejor las estrategias. Sería adecuado realizar algunas encuestas y procesar los datos: identificar fumadores en edades tempranas, analizar las causas por las que fuman y agruparlas, ver el grado de adicción (test de Fagerström), identificar adicciones múltiples y ver la fase de cambio en que se encuentra (muchos estarán en fase de contemplación y pocos en fase de acción)

Sería oportuno diseñar un plan personalizado: información, psico educación (separadamente con mensajes diferentes, incluso con los no fumadores, ya que estos pueden ser colaboradores que apoyen a un amigo a dejar de fumar), contando con el control del síndrome de abstinencia, planes de alimentación saludable y de actividad física (viajar, salir con amigos, caminatas al aire libre, etc).

Con los fumadores de baja dependencia y en fase de acción se intentan técnicas cognitivo-conductuales. En este caso sería bueno contar con una charla de un referente que cause admiración entre la juventud, como podría ser un deportista.

La información, la motivación, la psico educación y los modelos a seguir son de utilidad para llevar al grupo más contemplativo a una fase de acción.

Dar alternativas a cada causa, que en ocasiones conllevan un coste de recursos comunitarios. En otras ocasiones el ahorro al dejar de fumar puede ser en sí mismo motivante para invertirlo en actividades saludables que le gusten a la persona y que antes no se podía pagar (gimnasio, unas zapatillas de deporte, música, etc).

En resumen, hacer fácil la elección más sana, fomentando hábitos de autocontrol, resiliencia, fuerza de voluntad, responsabilidad, autonomía, autoaceptación y crecimiento personal.