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¿Por qué nosotros no? Acción ciudadana por la salud y el cambio de la actual ley del tabaco

Actualizado el 18/05/10 a las 23:29

Mª Ángeles Planchuelo

Presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquism (CNPT). Patrona de FUNDADEPS.

Como si de un juego se tratara, el tema del tabaquismo es traído y llevado, cuando en realidad es la primera causa de enfermedad y muerte prematura en los países industrializados, entre los que presumimos encontrarnos.

El 4 de febrero de hace 21 años salió a la luz el Real Decreto 192/88, con la esperanza (por parte de los comprometidos con el movimiento de prevención y control del tabaquismo) de regular los espacios donde se permitía fumar, aunque no hubo que esperar mucho para ver como la realidad transformó la esperanza en decepción, de manera que el citado R.D. pasó sin pena ni gloria, sin trascendencia alguna en su cumplimiento y, por ende, sin ninguna repercusión positiva en la salud de la población.

Ahora estamos bajo la tutela de la ley 28/2005, popularmente denominada “ley antitabaco”, y con ella de nuevo llegó la esperanza, y no solo por parte de los comprometidos con el movimiento de prevención y control del tabaquismo, sino de millones de personas, fumadoras involuntarias e incluso fumadoras activas, que vieron en esta ley un argumento legal para defender su salud.

Tres años han pasado y el desánimo comienza a adquirir protagonismo entre aquellos que confiaron en que se trataba del principio del fin de la epidemia tabáquica, esa que mata a 1 persona cada 8 segundos en el mundo, esa que es responsable del 90% de los canceres de pulmón, esa que es capaz de administrar una droga (la nicotina contenida en los productos del tabaco), introduciéndose entre los más jóvenes a modo de glamour, progreso social o independencia.

Entre los lugares de restauración y hostelería, cada vez es más difícil encontrar un lugar donde no se fume o en el que se esté cumpliendo la ley adecuadamente diferenciando zonas reales de fumadores y no fumadores. En los hospitales, las escaleras de incendios y zonas de poco paso se han convertido en verdaderos fumaderos. En las universidades, los alumnos fuman sin ningún tipo de recato. Cada vez es más frecuente que aparezcan escenas en los medios de comunicación en la que los protagonistas aparecen fumando, e incluso que representantes políticos apoyen manifestaciones en pro de que las producciones de tabaco sigan siendo subvencionadas, en lugar de establecer políticas de reconversión agraria.

Los tentáculos de la epidemia tabáquica son muchos y variados, y la responsabilidad de ir acotando cada uno de ellos también lo es. Las decisiones políticas orientadas a proteger la salud de la población son imprescindibles, pero no sirven para nada si no van acompañadas de la voluntad política de hacerlas cumplir, y se complementan con la colaboración de los profesionales modélicos ejerciendo como tales, y del compromiso de los co-responsables de la salud de la población en intervenir en todas y cada una de los aspectos de la epidemia tabáquica. Solo así, la población percibirá que las regulaciones al consumo de tabaco no son un capricho, sino una necesidad y, su cumplimiento se vera como algo positivo y beneficioso desde el punto de vista de la salud y la sociedad.

Pero esta situación quizá esté llegando a su fin. La Unión Europea tiene previsto la prohibición absoluta de fumar en lugares cerrados en los 27 países miembros y ha puesto como plazo para ello el año 2012. Además, a principios de agosto la ministra de Sanidad realizó unas declaraciones en las que por primera vez desde que asumió su cartera manifestó que “estamos preparados para plantearnos ampliar los términos de aplicación de la Ley”, lo que supone un nuevo y bienvenido planteamiento de la situación. Desde entonces, en varias ocasiones ha ratificado esta intención de avanzar en la protección de la ciudadanía, ampliando la prohibición de fumar a todos los espacios públicos.

En Europa, ya más de 12 países (lo que supone más de 220 millones de habitantes) tienen normativas bastante más amplias que la española, y el nivel de cumplimiento y satisfacción en todos ellos está cercano al 90%.

El CNPT, al igual que lo hicieron organizaciones de otros países, quiere acercar a la población la realidad de la importancia de la exposición involuntaria al humo de tabaco, a fin de que juntos ciencia y ciudadanía colaboren sinérgicamente para que la anunciada nueva Ley de Tabaco llegue a ser una verdadera herramienta sanitaria. Por ello lanzamos la acción ciudadana ¿POR QUÉ NOSOTROS NO?, intentando aglutinar el mayor número de adhesiones individuales y grupales a través de la web http://www.porquenosotrosno.org/ ¡Anímate! ¡Únete!

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