Nosotras, como mujeres gitanas y mujeres trabajadoras, estamos observado que hoy en día, las mujeres más jóvenes tienen más oportunidades de trabajo. Hace unos años, la formación no era tan importante en nuestra comunidad, lo que hoy en día nos dificulta el acceso al empleo.
Sin embargo, estas jóvenes tienen una falta de motivación hacia el estudio, motivada en muchos casos por los casamientos a edad temprana, que dificultan nuevamente la inserción sociolaboral para nuestro Pueblo, motivada también por la falta de la inclusión de nuestra cultura en el currículo escolar.
Esto se debe a que desde los Planes de Atención a la Diversidad no han contemplado nunca alguna mención hacia la Cultura Gitana. Si se incorporara, beneficiaría no solo a los niños y niñas gitanas, aquejados de un cierto «absentismo emocional» en las escuelas, sino también a que el resto de estudiantes aprendan a valorar la historia de un pueblo con «páginas negras» -las múltiples persecuciones de las que ha sido víctima-, pero también muy «luminosas» -incidiendo en sus aportaciones a la cultura-. Tomando las palabras del Consejero de Educación de Castilla y León, «Queremos una escuela inclusiva en la que la diversidad social se perciba como una riqueza y no como un problema», insistimos en la necesidad de inculcar la tolerancia en los estudiantes y a abrir sus mentes y «valorar al diferente».
Como mediadoras gitanas, desde nuestro trabajo estamos trabajando muchas áreas con la mujer gitana: la salud, el empleo, la educación, la formación de adultos, mediación en casos de conflictos, vivienda, etc. Sabemos que nosotras somos referentes dentro de nuestra comunidad y fuera de ella, por lo que no dejamos de formamos.
Por eso, la formación del Programa MÍAS nos han servido a las cuatro mediadoras de asociación Romi Serseni para ver otra perspectiva formativa, ya que donde se ha realizado el curso hemos conocido a distintos profesionales que nos ha enriqueciendo personal y profesionalmente.
Karina Montoya Gabarre y Pilar Losada Iglesias son mediadoras y agentes de salud de la Asociación Romi Serseni, que llevan muchos años trabajando con población de etnia gitana en temas de resolución de conflictos y salud con perspectiva de género, entre otras líneas de trabajo.