
En primer lugar, el estigma que experimentan muchas mujeres diagnosticadas con cáncer de mama debido a las consecuencias acaecidas en su salud desde el enfoque biopsicosocial.
Está claro que se trata de una enfermedad claramente visible en la mayoría de los casos debido a la caída del cabello, la posible modificación de la zona afectada y los cambios de peso. Centrándome en el primer aspecto, cabe resaltar la preocupación constante de muchas de estas mujeres por el uso de pelucas, pañuelos u otros métodos para esconder la pérdida del cabello debido al tratamiento de quimioterapia. De forma que nos deberíamos plantear la influencia que está ejerciendo la presión del entorno por la perfección y la belleza a través de los medios de comunicación y otros espacios (familiares, sociales, laborales…) sobre el cuerpo de las mujeres.
Otro detalle importante a tener en cuenta, que influye directamente en la salud emocional de las mujeres y relacionada con el género, es el tema de la sexualidad. Este aspecto es un tema que se esconde, en primer lugar, quizás debido a la todavía actual negación o no asunción natural y total acerca de la sexualidad de las mujeres así como de la relación tan importante que tiene el pecho con algunos aspectos relacionados con la maternidad o las relaciones sexuales.
Por otra parte, atendiendo a otros aspectos psicológicos, cabe destacar la posible degeneración del rol de cuidadoras de estas mujeres debido a la necesidad de cuidado y apoyo por parte de sus miembros más allegados durante la enfermedad. En algunos casos, esta situación puede generar a las mujeres desde malestar hasta sentimientos y emociones negativas asociadas a la culpa y la vergüenza. Por ello, en este aspecto, la implicación de la familia en mayor medida, sobre todo de las parejas de estas mujeres, podría ayudar a un mayor acercamiento de la enfermedad y empatía acerca de cómo se sienten y por qué.